Erwin Schulhoff
Compositor
Erwin Schulhoff, cuya música fue denigrada por los nacionalsocialistas como «bolchevique cultural» y «degenerada», perteneció a una «generación perdida», cuya vida estuvo marcada por la guerra y la persecución. Fue valorado por el público musical como uno de los compositores más partidarios de la experimentación de los años veinte y treinta. Además actuó regularmente como pianista en los escenarios concertísticos internacionales.
Erwin Schulhoff nació en 1894 en Praga y procedía de una familia musical judía. Alentado por Antonín Dvořák, a los diez años comenzó sus estudios de piano en el conservatorio de su ciudad natal, que se vieron seguidos de ulteriores clases en Colonia y Leipzig. Los horrores de la Primera Guerra Mundial, que Schulhoff vivió como soldado del ejército austríaco, dejaron una profunda huella en su vida, a pesar de lo cual pudo volver a encontrar el camino hacia su actividad como creador. Como intérprete amante de la innovación –Schulhoff estaba considerado un especialista en la música con cuartos de tono de Alois Hába–, después de su regreso a Praga se decantó de lleno por la vanguardia. Sus propias obras, muchas de las cuales se perdieron de resultas de las turbulencias de la Segunda Guerra Mundial, estuvieron inspiradas con frecuencia por el jazz y la música de baile: «Tengo», escribió en un pequeño autorretrato, «una pasión inaudita por las danzas mundanas (como el foxtrot, el boston, el slingan, el passo doppio, etc.) debido puramente a un entusiasmo rítmico y a un subconsciente sensual, gracias a los cuales cuento con un estímulo extraordinario en mi actividad creadora». La crisis económica de finales de la década de 1920 y la llegada del nacionalsocialismo en Alemania reforzaron a Schulhoff en sus inclinaciones hacia el comunismo. Con el fin de escapar de las persecuciones raciales, tras la ocupación nacionalsocialista de su país adquirió la nacionalidad soviética. Pero después de que la Wehrmacht invadiera la Unión Soviética, su nuevo pasaporte dejó también de protegerlo: poco antes de que pudiera huir a la Unión Soviética, Schulhoff fue arrestado y deportado. El 18 de agosto de 1942 murió en el campo de concentración bávaro de Wülzburg.
