Béla Bartók
Compositor
Béla Bartók fundó junto con su amigo y colega Zoltán Kodály la tradición de los relevantes compositores húngaros en el siglo XX, que prosiguió con György Ligeti y llega hasta György Kurtág y Peter Eötvös. Sus obras representan además el «modernismo clásico» de un modo casi ideal, siempre y cuando se entienda este término como un equilibrio entre ideas progresistas y conciencia de la tradición.
Bartók nació en una pequeña localidad entonces húngara y en la actualidad rumana en la región de Banat y procedía de una familia amante de la música. Desde muy pronto se puso de manifiesto su extraordinario talento como pianista y compositor. Bartók pasó sus años de estudiante en Bratislava y Budapest, donde finalmente impartió clases de 1908 a 1934 como profesor de piano. En su faceta de pianista internacionalmente respetado actuó en 1920 y 1926 con obras propias en conciertos de los Berliner Philharmoniker. Llevó a cabo su inagotable investigación del folclore húngaro, eslavo y árabe no sólo a modo de recopilación de material para sus propias obras, sino también al servicio de la investigación. Fue, además, un atento observador de las novedades estilísticas internacionales: las innovaciones de Debussy, Stravinsky y Schönberg fueron algunas de sus fuentes de inspiración, como también lo fueron las obras de última época de Franz Liszt. Como enemigo del fascismo y el nacionalsocialismo, Bartók emigró en 1940 a Estados Unidos. Allí, aquejado por preocupaciones económicas y seriamente enfermo en varios períodos, el compositor escribió algunas de sus obras más hermosas y en la actualidad más populares: el Concierto para orquesta, la Sonata para violín solo, el Tercer Concierto para piano y su único Concierto para viola. Las obras vocales y orquestales de Bartók, así como su música de cámara, se han consolidado como parte del repertorio gracias a su calidad.
