Anton Bruckner
CompositorJunto con Johannes Brahms, Anton Bruckner fue el sinfonista en lengua alemana más importante de la segunda mitad del siglo XIX. Ambos compositores cultivaron el modelo clásico de sinfonía, en cuatro movimientos. El hecho de que Bruckner fuera un católico devoto dio lugar a que sus contemporáneos describieran sus monumentales sinfonías como «catedrales» sonoras. Además, Bruckner fue encasillado ─sin ser preguntado por ello─ por la prensa musical dentro del bando progresista de Richard Wagner, que rivalizaba con el bando conservador en torno a Johannes Brahms. Lo cierto es que Bruckner veneraba abiertamente a Wagner: su Tercera Sinfonía está dedicada a él y el Adagio de la Séptima se tiene por una música fúnebre por quien el propio Bruckner calificó de «el sacratísimo, ardientemente amado, inmortal maestro».
Anton Bruckner, nacido en 1824 cerca de Linz, era hijo de un maestro: una profesión a la que se dedicó él mismo en un principio. En paralelo a su actividad como profesor en San Florián y como organista de la catedral de Linz, estudió teoría de la música. Bruckner prosiguió sus estudios aun después de haber superado brillantemente sus exámenes finales antes de que ─en un estadio muy tardío─ alcanzara notoriedad pública como compositor: su nominalmente Primera Sinfonía se estrenó cuando el compositor tenía ya cuarenta y un años. Desde 1868 hasta su muerte Bruckner vivió en Viena, donde, sin embargo, estuvo negándosele durante mucho tiempo el reconocimiento que merecía. La mayoría de las nueve sinfonías numeradas de Bruckner se encuentran disponibles en diversas versiones: el perfeccionista compositor trabajaba en ocasiones en una misma obra durante años. Aquellas nos brindan apasionantes perspectivas del trabajo de un artista que tuvo una influencia decisiva en el género sinfónico. La última que compuso, la incompleta y armónicamente audaz Novena Sinfonía, pertenece a la prehistoria del modernismo musical. Mientras que Hans von Bülow, también como director titular de los Berliner Philharmoniker, marcó distancias con respecto a Bruckner, su sucesor Arthur Nikisch introdujo su música en los programas de la orquesta.