Edgard Varèse
Compositor«A los veinte años empecé a percibir el sonido como un material vivo que ha moldearse sin restricciones arbitrarias», afirmó Edgard Varèse, que ya en 1906 alumbró con Ferruccio Busoni la visión de una producción del sonido por medios electrónicos. A lo largo de toda su vida, Varèse buscó nuevas posibilidades para la producción sonora hasta que creó finalmente con [Déserts] una de las primeras composiciones que incorporaba medios electrónicos.
Edgard Varèse, nacido en 1883 en París, comenzó sus estudios musicales a los veinte años, inicialmente en la Schola Cantorum con Albert Roussel, Charles Bordes y Vincent d’Indy, y posteriormente en el Conservatorio con Charles Widor. Influido por el futurismo y el cubismo parisienses, Varèse vivió de 1897 a 1914 en Berlín, donde conoció a Maurice Ravel, Richard Strauss y Romain Rolland, y donde fue aprendiz de Ferruccio Busoni. Varèse regresó a París tras el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Tras ser licenciado del ejército francés debido a la enfermedad que padecía, el compositor emigró a Estados Unidos en medio de las hostilidades bélicas: casi sin un céntimo y sin hablar una sola palabra de inglés. Aquí escribió en rápida sucesión obras fundamentales como [Amériques], [Offrandes], [Hyperprism], [Octandre], [Intégrales] y [Arcana], estuvo en activo como director de orquesta y fundó junto con Carlos Salzedo la Asociación Internacional de Compositores, así como la Asociación Panamericana de Compositores junto con Henry Cowell y Carlos Chávez. A partir de 1928, Varèse –otra vez de vuelta en París– presentó por primera vez sus obras revolucionarias a un público europeo. Tras su regreso a Estados Unidos en 1935 fue presa de una larga crisis creativa, entre otros motivos porque no tenía a su disposición los medios electroacústicos para poder hacer realidad sus ideas sonoras: «A veces ves tan lejos en el futuro que los medios expresivos se niegan a seguirte, como si tuvieran miedo». Varèse vivió en Nueva York, en el desierto de Nuevo México y en California. A partir de 1940 trabajó como director de orquesta y pedagogo, por lo que su música cayó prácticamente en el olvido. A partir de 1952 disfrutó de un asombroso éxito renovado, porque sus obras empezaron a interpretarse regularmente y a grabarse en disco. Además, escribió sus últimas obras valiéndose de procedimientos electroacústicos, para los que había estado esperando tanto tiempo: [Déserts], [Poème électronique] y [Nocturnal].