Gustav Mahler
CompositorLa espectacular carrera de Gustav Mahler como director de orquesta llevó al hijo de un fabricante de licores bohemio, después de pasar por etapas más y menos importantes, hasta la Ópera de la Corte de Viena, cuya dirección artística asumió durante una década, y, finalmente, hasta la Metropolitan Opera de Nueva York. Las composiciones del propio Mahler fueron acogidas, en cambio, tanto por sus colegas como por el público con escepticismo, y no fue hasta su penúltimo año de vida cuando consiguió, con el estreno de la Octava Sinfonía, conocida con el sobrenombre de «Sinfonía de los Mil», un éxito absoluto.
Sin embargo, fue necesario que pasara prácticamente medio siglo para que las obras de Mahler se impusieran plenamente entre el gran público. En sus pasajes nostálgicos y elegíacos transmite una nostalgia por el ya desaparecido siglo XIX, y en sus fracturas y sus grotescas intensificaciones se adivina un presagio de lo que acabaría sucediendo en la época de la guerra mundial y las catástrofes humanitarias. Hoy ya no se alberga ninguna duda sobre la categoría de Mahler como gran compositor de sinfonías y canciones, que se entrecruzan en su catálogo de una manera inimitable. También en la historia de la Filarmónica de Berlín, a cuyo frente estuvo el propio Mahler como director en varias ocasiones, se muestra una recepción de su música en la que se halla presente este característico retraso. Wilhelm Furtwängler se mantuvo distanciado, Herbert von Karajan encontró una vía de acceso a ella sólo en sus últimos años. Por el contrario, para sus sucesores como directores titulares de la orquesta, Claudio Abbado, Sir Simon Rattle y Kirill Petrenko, la música de Mahler se sitúa en el centro de su trabajo artístico.