Yannick Nézet-Séguin en la Waldbühne

Con su ciclo orquestal Má Vlast, Smetana creó un retrato musical de su país natal; especialmente la segunda parte, El Moldava, se ha convertido en la encarnación de la música checa. En este emocionante poema sinfónico, el compositor describe el curso del río Vltava –desde su nacimiento atravesando alegres fiestas en los pueblos, escenas de caza, peligrosos tramos de aguas rápidas y la majestuosa ciudad de Praga– hasta que desaparece en la distancia tras pasar junto al castillo de Vyšehrad. En la obra, Smetana combina elementos rítmicos y melódicos del folclore checo con recursos estilísticos de la música sinfónica occidental.

Esto mismo es aplicable también a Antonín Dvořák, que se orientó inicialmente hacia compositores como Wagner, Schumann y Liszt antes de dar forma a su propio lenguaje musical, moldeado por la lengua bohemia, en las Danzas eslavas. Así, su Sexta Sinfonía contiene numerosas alusiones a canciones y danzas folclóricas checas que son muy características de la música de Dvořák. El Concierto para violín, que encargó el editor Simrock al compositor de Praga, se halla también inspirado por ritmos de danza eslavos. Tocará la cautivadora obra la violinista georgiana Lisa Batiashvili. En su último concierto con los Berliner Philharmoniker en 2012, fue aclamada por la prensa como una «bailarina al violín».

Berliner Philharmoniker

Yannick Nézet-Séguin

Lisa Batiashvili